Efectos emocionales después del diagnóstico

Después del diagnóstico la sensación de ansiedad es generalizada. La primera respuesta suele ser la negación “tiene que ser un error” o “me parece que estoy soñando”. Recuerde que se necesita tiempo para asimilar la información recibida.

Cuando se comienza a ser consciente de la enfermedad, es frecuente preguntarse “¿Por qué a mí?”, experimentar emociones como desesperación o enfado y sentir desasosiego por el miedo y la preocupación que provocan el diagnóstico y sus implicaciones. Motivado por los miedos exagerados puede tener insomnio, sueño irregular, falta de apetito o falta de concentración en las actividades diarias, que suelen desaparecer cuando empieza el tratamiento. Esta fase suele durar entre una y dos semanas y es una respuesta normal ante algo que usted siente que amenaza su vida. Si los problemas de sueño, alimentación o falta de concentración continúan durante más tiempo o considera que la angustia que siente se le está yendo de las manos comuníquelo a su médico. Lo esencial es que el diagnóstico no la paralice, ni la conduzca a la inactividad. Si se encuentra desanimada y no tiene ganas de realizar actividades con la que antes disfrutaba durante un período de tiempo de dos semanas o más, comuníquelo al equipo. Puede llamarnos por teléfono y le facilitaremos la asistencia a la consulta del psicólogo de la Unidad cuando necesite.

Se comienza a afrontar el problema cuando se siente que se está trabajando activamente contra la enfermedad y vuelve a la vida normal. Cada mujer lo afronta de manera diferente, depende de la manera de ser de cada uno y lo que es bueno para una mujer, no sirve para otra. No existe una receta y lo mejor es hacerlo de manera natural a como ha afrontado y resuelto otros problemas en el pasado.

Algo recomendable, es marcarse objetivos a corto plazo, centrándose en estar lo mejor posible cada día. Puede ayudarla, realizar una programación el día anterior de las actividades que va a realizar al día siguiente y ocupar el día.

No se sienta mal si se encuentra algún día desanimada, ya que durante los tratamientos es frecuente sentirse más sensible y tener altibajos en el estado de ánimo. Es normal durante este período por muy bien que lo esté llevando. Los cambios emocionales suelen pasar al finalizar los tratamientos.

Debido al estrés físico y emocional, puede estar más irritable. Este estado de ánimo suele mejorar al realizar ejercicio físico leve, como caminar, ya que le permitirá liberar parte de la tensión acumulada.

Puede notar también, problemas de memoria o concentración que pueden ser consecuencia del estrés o efecto temporal de la quimioterapia. Éstos pasarán poco a poco finalizado el tratamiento.

Es importante que sepa que el estrés, la depresión y la aflicción no incrementan las probabilidades de que el cáncer se desarrolle. Como apunta la Dra. Holland, jefa de psiquiatría del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center en su libro La cara humana del cáncer, “aunque el estrés cause fluctuaciones en las funciones hormonal e inmunológica, no se ha relacionado con el incremento de riesgo de padecer cáncer ni con una supervivencia menor”.

Después del diagnóstico, y especialmente al principio, le resultará difícil hablar abiertamente sobre su cáncer. Piense que su familia y amigos necesitan saber cómo se siente y qué necesita para atender sus necesidades.Para ellos también es algo nuevo y algunos no sabrán que decir. Si usted puede hablar del tema primero se lo pondrá más fácil.

Una manera natural de comenzar a hablar sobre cómo se siente es comentar aspectos del diagnóstico y las opciones de tratamiento. Esto puede evitar que la familia mantenga una actitud forzada evitando hablar de la enfermedad y pueda quedar aislada con sus sentimientos.

Si usted no se siente capaz de hablar con su pareja, amigos o familiares, o cree que pueden ser reacios a escuchar, pida una cita para hablar con el equipo sanitario.

Comunicación con la pareja

Es mejor involucrar a su pareja desde el primer día y que acuda con usted a las citas médicas siempre que pueda, ya que esto favorecerá que ambos puedan hablar desde el principio de sus sentimientos, sean positivos o negativos. Algunas emociones como el enfado, miedo, frustración o rencor son reacciones normales al cáncer que a veces no se hablan por no enfadar al otro o porque se siente culpable por tener sentimientos negativos. Ocultar los sentimientos crea distancia en la pareja y dificulta el apoyo.

Es importante que cuente a su pareja que tipo de apoyo y ánimo necesita, ya que un día puede necesitar ánimo para salir de casa, mientras que otro puede necesitar pasar un tiempo tranquila en casa a solas.

Puede ayudarle también, comprender las reacciones de su pareja después del diagnóstico, ya que al igual que usted, puede tener días que se sienta positivo y otros en los que estará más desanimado. Las emociones pueden ser similares, pero no necesariamente al mismo tiempo. Un día puede estar usted más asustada y su pareja más optimista. Es bueno que hablen sobre estas diferencias.

Comunicación con los hijos

Es frecuente la preocupación de las madres por las consecuencias que la enfermedad tendrá en sus hijos y el afán de protección hace que a veces se les oculte la enfermedad. Otro de los motivos para que esto ocurra es subestimar la necesidad de información del niño, especialmente cuando éstos son más pequeños.

Al preguntar a una paciente, que no había informado a su hija de 3 años, si pensaba que su hija no sabía que estaba enferma, ésta respondió “yo creo que lo sabe, porque el otro día cuando me preguntó a dónde había ido, le respondí que de compras y me preguntó ¿entonces por qué traes el paraguas en un plástico como cuándo vas al hospital?”

Los niños perciben desde el principio que algo anda mal y siempre es mejor hablar con ellos que ocultarlo. Si se evita el tema, pueden pensar que la situación es peor de lo que realmente es. Además, el tratamiento puede provocar cambios en su apariencia personal, y si se anticipa y explica a sus hijos esos cambios, permitirá que estén preparados.

Si es capaz de controlar sus sentimientos, usted es la mejor persona para hablar con sus hijos, pero si no se siente capaz, también puede hacerlo otro familiar cercano. Para hablar con los niños es necesario hacerlo a su nivel, teniendo en cuenta la edad y etapa de desarrollo. El mensaje debe expresar que se le ha diagnosticado una enfermedad, que seguirá un tratamiento y que la familia está unida. Si su hijo es demasiado pequeño para entender el concepto de cáncer es mejor decir “mi enfermedad”.

Es importante facilitar que puedan realizar preguntas, limitarse a responder esas preguntas, no dar explicaciones más complicadas que las preguntas que han hecho y ser honesta en las respuestas. Si no sabe alguna respuesta, reconocer que no lo sabe y preguntar al médico.

Los más pequeños necesitan saber que el cáncer no es contagioso y que no son culpables de la enfermedad de la madre. También deben conocer con antelación las ausencias de la madre y quién cuidará de ellos durante estas ausencias. Puede ser tranquilizador para sus hijos visitarla durante su ingreso, siempre que la visita sea una experiencia positiva.

Tiene a su disposición en el Hospital, el cuento editado por la Fundación Mª José Jove “Mamá tiene un tumor”. El cuento pretende ser una herramienta que ayude a las madres a explicar a sus hijos el proceso por el que pasarán y los cambios que sucederán en la rutina diaria de los menores.

Descarga: Cuento – Mamá tiene un tumor

Es importante que usted trabaje con el equipo con el objetivo de mantener una relación de confianza y respeto mutuo. Una buena comunicación con el médico a la hora de proporcionar información facilitará que usted pueda prepararse para hacer frente a cada etapa.

Durante las primeras consultas en las que usted se puede encontrar con elevado estrés, y es más difícil pensar con claridad y procesar la información, es recomendable que venga acompañada de su pareja, familiar o amigo que le ayude a recordar la información.

Dependiendo de la personalidad de cada mujer, algunas demandan mucha información para sentir que tienen todo bajo control y poder reducir su ansiedad. Otras, solo desean recibir la información imprescindible porque los detalles aumentan su preocupación. Cualquiera de las dos opciones es buena y en este sentido, es útil que le indique al médico sus preferencias desde el principio.

Especialmente para aquellas mujeres que demandan más detalles es tentador buscar información en Internet. Las páginas web más fiables son las de los centros hospitalarios, revistas científicas y todas aquellas en las que figure el sello HomeCode, asociación de información sanitaria que obliga a que los textos estén redactados por especialistas. Tenga en cuenta que mucha de la información que circula por la red es difícil de interpretar y puede aumentar sus preocupaciones. Otras veces, puede ser errónea o de poca confianza por lo que es importante que la seleccione con su médico.

Le ayudará anotar las dudas que le surjan y realizar una lista para llevar a la cita médica. El médico no puede conocer todas sus preocupaciones y es importante para él responder a los aspectos médicos que mejoren su bienestar emocional. El equipo médico son las personas más cualificadas para hablar con usted de sus miedos y preocupaciones. Las enfermeras además podemos orientarla, proporcionarle apoyo e información adicional.

Tiene una línea de comunicación con el médico a través de las enfermeras, las personas del equipo que estamos en primera línea y con las que puede hablar por teléfono; nuestro trabajo en colaboración con el médico asegura que tenga acceso a lo que necesita.